Un paseo por la escultura conmemorativa de Tudela
Por José Javier Azanza López
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Monumento a la comunidad sefardí y a Benjamín de Tudela (1984) |
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Monumento a Sancho VII el Fuerte (1983)
Autor: Antonio Loperena Eseverri (Arguedas, 1922-Tudela, 2010).
Promotor/financiación: Real Sociedad Económica Tudelana de Amigos del País y Ayuntamiento de Tudela.
Inauguración/instalación: 16 de julio de 1983.
Ubicación: plaza de la Estación (hasta 1995). Plaza de Sancho VII el Fuerte.
Promovido por la Real Sociedad Económica Tudelana de Amigos del País y con la colaboración económica municipal, el monumento a Sancho VII el Fuerte se inauguró el 16 de julio de 1983, coincidiendo con el aniversario de la batalla de las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212), en la antigua plaza de la Estación. Posteriormente, el 16 de enero de 1996, fue trasladado a la actual plaza de Sancho VII el Fuerte, junto al acceso desde la avenida de Zaragoza. La motivación del encargo subrayaba la estrecha vinculación del monarca con la ciudad de Tudela, y refrendaba sus virtudes -cristiano, noble y bravo- como símbolo identitario de Navarra.
El monumento fue encargado por la Real Sociedad Económica Tudelana en 1980 a Antonio Loperena, quien acometió su labor tras un periodo de estudio iconográfico del rey, contando con el asesoramiento de especialistas como el escritor e historiador pamplonés José Joaquín Montoro Sagasti. Para la escultura se inspiró en la efigie yacente de su sepulcro en la Colegiata de Roncesvalles, al considerarla la más ajustada a la realidad, pero rejuveneciendo al monarca para representarlo en su plenitud física, traduciéndolo a un “guerrero montañés” de poderosa presencia. En su ejecución empleó dos enormes bloques de piedra dorada de Villamayor (Salamanca), con lo que su altura supera los tres metros y su peso ronda las cinco toneladas, cifras que revelan su impronta monumental. La elección de esta piedra caliza, de gran dureza y resistencia, confiere a la obra un aire de permanencia, al tiempo que permite apreciar la limpieza de los golpes de cincel como ejemplo de un virtuosismo técnico poco frecuente en la escultura contemporánea. Loperena define el tipo iconográfico del rey mediante una espada desenvainada y un escudo con las cadenas y el águila, elementos heráldicos que lo identifican como vencedor de las Navas de Tolosa. La obra combina el naturalismo en la caracterización del cuerpo y del rostro con un carácter emblemático en los atributos, logrando así un equilibrio entre retrato histórico y símbolo colectivo.
Una inscripción en el reverso del pedestal recuerda las circunstancias de su ejecución: “Erigido a este monarca que reinó hasta su muerte en el Castillo de Tudela. Por la Real Sociedad de Amigos del País en el bicentenario de su patrocinio por Carlos III (1778-1978)”. Encima de la misma figura un relieve alegórico de la Felicidad portando el caduceo y la cornucopia, emblema de la Real Sociedad Tudelana, tal y como quedó reflejado en el título IX de sus estatutos publicados el mismo año de la fundación. La imagen, directamente inspirada en la Iconología de Cesare Ripa, viene acompañada del lema: “Ardiente aspiro y anhelo al bien de mi patrio suelo”.
La escultura ha sido objeto de una restauración en 2024 a cargo de las restauradoras Mariví Mendía y Miriam García de Villoslada, consistente en labores de limpieza, estabilización y reintegración que han devuelto la nitidez al conjunto y asegurado su conservación.
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