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Impacto social, el ejemplo de una marca de joyería Made in Spain

La antigua alumna de ISEM Sara Benavente sitúa su firma de joyería como un referente en materia de impacto social y sostenibilidad entre las marcas de joyas

Sara Benavente tenía claro que quería dedicarse a la joyería desde muy pequeña. Tras estudiar diseño de moda y especializarse en joyería a través de diferentes cursos en Italia, EE.UU. o Reino Unido, acudió a ISEM Fashion Business School para profundizar en las áreas de innovación y sostenibilidad.

Hace 8 años, decidió emprender y creó su propia marca de joyas, Sara Benavente, donde utiliza el denominado Método Alquimia, una unión entre el simbolismo ancestral y la alta joyería que da vida a joyas únicas que conectan con la esencia, fortalecen el potencial y guían el día a día de cada clienta.

¿Por qué te decidiste por la joyería?

Mi pasión por el arte de la joyería viene desde niña. Fue mi abuela la que me adentró en este mundo maravilloso de las piedras preciosas.

Tras estudiar diseño de Moda en el IED en Madrid y Milán, cursé mis estudios gemológicos en EE.UU., Italia y España (GIA e IGE). Me formé en tasación, diseño de joyas, gemología, experto en graduación del diamante, piedras de color y joyería experimental en Central Saint Martins (Londres).

La moda ha ejercido en mí un gran interés desde el punto de vista antropológico, y me ha despertado ciertas inquietudes sobre la forma de comunicarnos y sobre nuestra identidad. La moda y la joyería comparten códigos y lugares comunes, entrañan simbolismo desde los orígenes de la humanidad y, sobre todo, aportan mucha belleza visual al mundo.

Gracias a la combinación de ambas, moda y joyería, he ido forjando una visión muy global y precisa de los mecanismos que entraña la industria de la joyería. Gracias a ello, he podido crear piezas de gran belleza estética inspirándome en los diferentes periodos de la historia de la moda.

En 2013 lanzas tu propia marca de joyería, ¿qué diferencia a Sara Benavente de otras firmas de joyas?

Mi cliente aspira a poseer una pieza única que nadie más tendrá; está involucrado en cada fase del proceso de diseño y creación, no sólo uniéndose a la experiencia sino siendo protagonistas. Por ello, sólo trabajo con un máximo de 8 proyectos al mes, para poder dedicarles el tiempo y esfuerzo necesarios.

Mi marca gira entorno a los símbolos y el poder que reside en ellos. Yo he encontrado aquel que conecta conmigo, con mi verdadera esencia, recordándome quién soy y la fuerza que reside en mi interior. Quiero compartir este beneficio y ayudar a más mujeres a contar sus propias historias vitales, siendo una herramienta de autoexpresión y una vía de comunicación. Mi objetivo es que puedan celebrarse a sí mismas e invertir en un diseño único de Alta Joyería en el que el valor emocional supere con creces el valor intrínseco de los metales preciosos y las gemas más especiales.

Detrás de cada símbolo hay una historia fascinante que dota a nuestra vida presente de sentido y equilibrio.

Desde la firma se tiene un fuerte compromiso con el impacto social, ¿crees que el sector de la joyería de moda está evolucionando hacia un modelo más sostenible?

La sostenibilidad y el impacto social siempre han estado muy presentes en mi proyecto. Desde mis comienzos, he producido mis joyas en España, en concreto en talleres de Madrid, apoyando la generación de impacto local. Realizo piezas por encargo, por lo que no cuento con stocks ni sobreproducciones. Por otro lado, mis estuches textiles los realiza Taller 99, una empresa de inserción social de Cáritas Madrid y mi packaging es FSC

Además, he tenido la oportunidad de conocer de primera mano el modelo asiático y sus “costes”. Por eso defiendo que es de vital importancia apoyar a estos maestros joyeros españoles y sus técnicas ancestrales que lamentablemente están desapareciendo.

Desde el punto de vista del impacto social, en el sector de la joyería nos enfrentamos a un gran reto: la gestión sostenible de la cadena de valor. En numerosas ocasiones transformo piezas antiguas, heredadas o en desuso. De esta forma, se incremente el valor emocional de la nueva creación y se reduce su inversión, dándole una segunda vida a la joya.

Mis proveedores de gemas de color están auditados y los de diamante cumplen el protocolo de Kimberley. Actualmente, estoy viendo posibilidades de incorporar oro con sello Fairmined y comprar gemas directamente de minería sostenible.

Y el consumidor de joyas, ¿está más concienciado sobre estos temas o aún falta mucho por hacer?

En mi opinión, respecto al impacto social de la joyería, el sector está dividido, no hay grises.

Por un lado, existe el fast food de la joyería: piezas económicas o de precio medio que pueden llegar a presentar un bajo nivel de manufactura, contener gemas sintéticas, con tratamientos de mejora de color y transparencia, y metales no preciosos con baños, sin advertirse debidamente al comprador.

En el otro extremo, tenemos ejemplos a seguir: orfebres individuales o grandes empresas donde prima la calidad y la formación, apoyan las artes, respetando la cultura, las personas y el medio ambiente.

Creo que el consumidor está más sensibilizado con el impacto social de la industria, y confío en que cada vez tendrá más inquietudes al respecto en sus hábitos de compra.

Uno de los problemas actuales es el greenwashing y la falta de información de cara al consumidor. Por ejemplo, en el caso de los diamantes sintéticos, es cierto que evitan un impacto social y en derechos humanos perjudicial. Sin embargo, tiene una externalidad medioambiental negativa en relación a la huella de carbono.

¿Dónde te gustaría ver a tu marca en unos años?

Mi objetivo es poder adquirir todas mis gemas en fuentes de minería sostenible, beneficiando a esas comunidades, y poder ligar mi marca a un proyecto solidario con el que me sienta comprometida.

Asimismo, me gustaría desarrollar en paralelo colecciones cápsula, más asequibles, con series limitadas basadas en símbolos de identidad. De esta forma, mis joyas estarían al alcance de un mayor número de personas y podrían ayudar a más mujeres a conectar con su esencia y hacer brillar su potencial.

En el ámbito de la formación académica, ¿por qué decidiste cursar el programa de sostenibilidad de ISEM? ¿Consideras que es necesaria este tipo de formación específica sobre el tema?

Siempre he tenido inquietudes sobre cómo poder hacer de este mundo un lugar mejor, aportando mi pequeño grano de arena. El programa de Sostenibilidad de ISEM ha sido vital para tener enfoque y materializarlo. No basta con tener un propósito, hay que ser conocedores de la complejidad de la sostenibilidad para llevar a cabo las acciones de la manera más correcta, alcanzando un equilibrio entre rentabilidad económica e impacto social y ambiental positivo.


 

¿Cómo aplicas lo aprendido en el curso de innovación social en tu día a día?

Tanto lo aprendido como el camino del aprendizaje. Además de los conocimientos técnicos y conceptuales, casos de éxito y la metodología, quiero destacar y agradecer la alta profesionalidad y experiencia del profesorado, a la vez tan accesible y tan humano.

Este programa me ha ayudado a adquirir una forma de solventar problemas y hacer tangibles las soluciones, gracias a su método del caso. De una forma muy práctica, este método me ha enseñado a tomar decisiones de manera ágil, especialmente cuando hay más personas involucradas. Ahora puedo afrontar y gestionar mejor las dificultades. Además, el material docente forma parte de mi biblioteca de consulta personal en materia de sostenibilidad e impacto social.

Por último, quiero destacar el nivel profesional de los compañeros. Fue muy enriquecedor poder compartir experiencias con otras personas de diferentes sectores tanto en las aulas como en el viaje donde llevamos a terreno y reforzamos los contenidos del Programa. Juntos pudimos seguir compartiendo aprendizajes con generosidad y entusiasmo.

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