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No era solo tenis: Nike convirtió la final del US Open en un editorial de moda

No es habitual que una misma marca vista a los dos finalistas de un Grand Slam. Cuando ocurre, no solo se rompe la lógica de la competencia comercial, sino que se abre una oportunidad de oro para construir un relato visual poderoso. Eso le sucedió ayer a Nike en la final del US Open 2025, como ya le ocurriera a Lacoste en 2021.

En 2021, la final del US Open enfrentó a Daniil Medvedev y Novak Djokovic. Ambos eran embajadores de Lacoste y compartían un uniforme clásico de tenis: polos de algodón, en blanco y azul marino, en los que sólo destacaba el famoso cocodrilo en un tamaño un poco más grande del habitual. La marca francesa permanecía fiel a su estilo: Sobrio, elegante, atemporal. Una estética que parecía subrayar la herencia de un deporte aferrado a sus códigos más tradicionales.

Cuatro años después, en la final 2025 de la competición americana, la escena se repite en ese detalle inusual: los dos finalistas, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, vuelven a compartir patrocinador. Esta vez, Nike aprovechó la oportunidad para convertirla en un relato visual pensado al milímetro: chaquetas de terciopelo en tonos terracota y cereza, distintas pero complementarias, que en la foto final transmitían una idea clara de contraste armonizado.

“El tenis se ha transformado en un espacio donde moda, deporte y cultura digital se cruzan para generar comunidad y conversación. De ser un deporte símbolo de élite y tradición, ha pasado a conectar con la moda urbana, la estética vintage y los códigos digitales que definen a la Generación Z”, destaca el profesor y socio de Retalent, Luis Lara.

La puesta en escena lo amplificaba todo: el Arthur Ashe Stadium convertido en un set improvisado, con un juego de luces como telón de fondo, dejando atrás las clásicas banderas americanas. La imagen final, con Alcaraz y Sinner abrazados tras la batalla, parecía sacada de una campaña de moda editorial: estilismo cuidado, contraste cromático y un storytelling visual que trasciende lo deportivo.

“Con Federer y Nadal ya fuera de escena, la nueva generación de campeones (Alcaraz, Sinner) ofrece a las marcas un lienzo en blanco. Son deportistas que quieren ser percibidos como cercanos y con capacidad de trascender más allá de la pista: tanto en moda y lifestyle como en las conversaciones que generan en redes sobre su vida”, continúa Luis.

Por eso, el tenis lleva años experimentando con nuevos códigos de vestimenta, alejándose del blanco inmaculado y abriéndose a colores, tejidos y narrativas más contemporáneas. Pero lo que ocurre en esta final es otra cosa: cuando ambos finalistas comparten patrocinador, la marca aprovecha esa coyuntura excepcional para construir una imagen icónica. Nike entendió que la foto de Alcaraz y Sinner juntos sería portada global, y la convirtió en una especie de campaña en directo: dos embajadores enfrentados en el marcador, pero conectados por una estética que dialoga.

El tenis siempre fue el deporte de la tradición, del blanco obligatorio en Wimbledon, del “menos es más”. Hoy, las marcas se atreven a trasladar lo que vemos en la calle (moda urbana, bloques de color, combinaciones inesperadas) directamente a la pista. Y el resultado no sólo llama la atención, sino que genera conversación en redes y titulares fuera del deporte.

Como explica el profesor, “las audiencias más jóvenes ya no siguen solo los resultados en la pista: buscan en redes las narrativas detrás de sus ídolos, en el deporte o en la música. Por eso, marcas como Rolex, Gucci o Louis Vuitton se apoyan en figuras como Alcaraz y Sinner, transformando el tenis en un deporte que conecta con su estilo de vida y su forma de ver el mundo”.

Todo esto habla del lugar que ocupa hoy la moda en el tenis: no solo funcionalidad ni elegancia clásica, sino identidad, espectáculo y comunicación. Los jugadores no son solo atletas: son escaparates vivos de un estilo pensado para generar conversaciones. Y cuando una marca viste a ambos finalistas, esa conversación se multiplica: la pista se convierte en pasarela, y la final en un statement global.

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