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María Novo apuesta por un siglo XXI caracterizado por lo pequeño, lo próximo y lo lento

La presidenta de la Asociación Slow People impartió la segunda conferencia FORUN2014

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María Novo, durante su intervención. Le acompañó Fares Ibrahim Sami, delegado de los alumnos.
FOTO: Manuel Castells
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Público que asistió a la conferencia.
FOTO: Manuel Castells
16/01/14 15:53 Chus Cantalapiedra

"El siglo XX fue el siglo de lo grande, de lo lejano y de lo rápido. Si el siglo XXI ha de ser de rostro humano, deberá ser un siglo caracterizado por lo pequeño, lo próximo y lo lento", así lo afirmó María Novo, presidenta de la Asociación Slow People y catedrática UNESCO de Educación Ambiental y desarrollo sostenible en la UNED, durante la segunda conferencia del Congreso Forun 2014.

Durante la sesión, en la que participó un centenar de alumnos y profesores de la Universidad, habló de la importancia de reflexionar sobre la relación del tiempo con la sostenibilidad ecológica, la sostenibilidad social y política, y la sostenibilidad personal:  "El tiempo es un recurso no renovable: pasamos la vida pensando cómo usar nuestro dinero, que al final es un recurso renovable, y sin embargo, hacemos muchas veces un uso frívolo del tiempo, que es un recurso que no se puede recuperar".

Sobre el problema de la sostenibilidad ecológica, entre otras cosas, explicó que el ser humano, como cualquier especie, tiene que impactar con sus acciones sobre la naturaleza, "el problema es que destruimos la naturaleza más rápido de lo que ésta tarda en regenerarse. Si seguimos con este ritmo de extracción de recurso y de contaminación, en los primeros veinte años del siglo XXI habremos consumido tantos recursos como en todo el siglo XX".

El mundo como una gran fábrica

En el ámbito de la sostenibilidad social y política, María Novo destacó que la felicidad es una palabra que no está de moda, "está de moda la productividad". "Cada vez más –dijo- se está produciendo una "chinización del mundo", se ve a China como una gran fábrica y el mundo tiende a eso, a imponer un productivismo a ultranza. "Por tanto,  hay un riesgo en nuestras sociedades: olvidar que la riqueza de la vida es vivir para vivir", afirmó.

En cuanto a la sostenibilidad personal hizo hincapié en que los fines del mercado usurpan los fines de nuestra propia vida: "El ser humano se ha convertido en una máquina al servicio del mercado y el bienestar de las personas ha pasado a un segundo plano". Y completó: "Si queremos avanzar hacia la sostenibilidad global, cada persona está retado a apropiarse de su propio tiempo (…) El reto es construir una nueva normalidad en la que lo normal no sea ir corriendo, tener estrés y estar liado".

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